El Pasado, como cualquier obra, se inscribe en una cierta tradición y ostenta ciertos pergaminos: en este caso, el de la novela de altas pretensiones literarias al estilo francés o al estilo de Paul Auster (que tiene mucho de literatura europea). Pauls elige conscientemente esa inscripción, mediante las constantes referencias culturales, literarias y artísticas, así como en la prosa densa y florida pero impecablemente inteligente. No es parte de una tradición literaria argentina más allá de la tradición argentina de siempre mirar afuera. Pero es una novela que tranquilamente podría transcurrir en New York, o Amsterdam, o Missouri. Da lo mismo, y es una novela universal, que es algo más difícil de lograr de lo que parece. Y hay que tener talento o mucho coraje para titular tu obra "El Pasado" y que no parezca (o sea) algo grandilocuente y sin sustento.
En esta novela, el personaje principal, Rímini (otra ostentación ya que nunca sabemos su nombre, quizás por un desapego de Pauls por los nombres mundanos en castellano) es un traductor que acaba de separarse de la mujer con la que estuvo toda su juventud. Nunca estuvo casado, ni la separación fue excesivamente dramática, pero a falta de un terremoto, esa separación movió una falla que de a poco empieza a resurgir, generando grietas en su vida por uno y otro lado, llevándolo a intentos sucesivos por exorcizar la ausencia de esa mujer. Es una reflexión sobre lo que queda cuando el amor se termina.
Lo genial de este libro (además de una prosa terriblemente inteligente) es la combinación de géneros y registros que conlleva. A la tradición literaria contemporánea (lo que los yanquis llaman literary fiction) le suma elementos de la novela clásica francesa, cierto aire decadente estadounidense, y el terror. ¿Por qué el terror? Porque en el fondo, ésta es una historia de fantasmas, en el sentido en el que David Foster Wallace dijo "toda historia de amor es una historia de fantasmas". El fantasma de uno que ya no está, o el fantasma de la imagen que queda en uno de la persona amada. Uno siempre ama algo que excede, escapa o sobrevive a la realidad del que está (o ya no está) enfrente. Rímini ama y odia a una mujer que amó durante casi toda su vida y no puede escapar de ese fantasma, que por el hecho de que ella esté viva no pierde ninguno de sus poderes sobrenaturales: lo persigue; se mete en su cabeza; lo atormenta; lo ata con sus presencias y sus ausencias; con el peso de comparar a todas las mujeres con ella; pero principalmente, ella existe en el territorio del Pasado, lo habita y es su reina. Todo el pasado de Rímini lleva a ella, y él no puede construir un futuro sin remitirse constantemente a ese reino que no domina.
Mirándolo desde afuera y sin una visión literaria, la trama de la novela parece una gran broma: es la historia de terror de un hombre que no se puede escapar de su ex-mujer. Así dicho, parecería simple y frívolo, pero hay elementos de verdad que resuenan en el lector, porque es imposible no identificarse con algunos elementos de los personajes y temer, nosotros mismos, por cómo sería nuestra vida sin la persona amada. Es una versión oscura y sarcástica de las fantasías de escapismo matrimonial que abundan en la literatura y en las películas, donde el "pobre hombre" quiere huir de su "maléfica mujer" que lo atrapa con la rutina y el conformismo, hasta que el hombre se da cuenta que tiene que conformarse con esa vida y que es feliz así. Aquí el amor es su propio castigo, una cosa oscura y compleja, en nada parecida a la versión edulcorada a la que nos acostumbra la cultura popular.
Es como una versión aberrante de la cláusula de Von Clausewitz: el "después" del amor es la prolongación de la guerra por otros medios.
Puntaje completamente subjetivo: 9/10
Te va a gustar si te gustan:
- Las historias de amor complejas y un poco patológicas.
- La literatura clásica estilo europeo.
- La prosa inteligente y densa.