Ahora, gracias al aliciente de la muy buena campaña de marketing de la serie de HBO basada en esta serie de novelas, me decidí a leerlas.
Wow. Lo que me había estado perdiendo.
En sólo una semana me devoré el primero de los libros (hábilmente titulado A Game of Thrones, haciendo referencia a los juegos de poder entre casas de la nobleza que son el leit motiv y el combustible de esta saga). Lo innovador (o algo que suena muy parecido a la innovación por el sólo hecho de lo bien que está plasmado) de la narrativa no sólo es que la acción siga por turnos a varios personajes, sino que radica en lo bien balanceados que están los personajes. Si bien ninguno de los personajes en los que el narrador va haciendo foco son "villanos", tampoco son los clásicos héroes. Todos tienen sus grises y van cometiendo errores y acciones con las que el lector puede estar en desacuerdo, si bien tienden a acercarse en algunos casos al modelo del antihéroe. Se puede discutir que el autor no tome como foco de la historia a alguno de los personajes más claramente "malvados", e intentara la difícil tarea de hacernos ver sus acciones deplorables como justificables, pero desde las primeras páginas del primer libro, en que somos testigos de un muy particular y desgarrador "pecado original", creo que habría sido una muy ardua tarea y quizás hubiera restado fuerza al resto de la narrativa.
Otra área en la que se destaca es que ningún personaje está a salvo ni ningún destino es lo suficientemente malo. La saña con la que George R.R. Martin elimina personajes, tanto principales como secundarios, hace que el lector esté siempre al borde de la página, con miedo de soltarla para no encontrarse con la muerte de un personaje en el que tiene una inversión emocional. Es de destacar que Martin sólo puede darse el lujo de tanta matanza (que no es indiscriminada si no completamente lógica y esperable si uno pudiera desatar la madeja de conspiraciones y no caer presa de su vértigo) debido a su increíble capacidad para introducir conceptos, personajes y nombres nuevos. El reparto es amplísimo, imposible de seguir por momentos, y como escritor puedo decir que me aterra el trabajo que debe haber realizado el autor para seguir la historia y genealogía de tantos personajes.
Desde el primer libro (de 4 publicados hasta ahora) se introducen personajes, tramas y subtramas que sólo darán fruto mucho después. Una trama en particular, la de la princesa en exilio Daenerys Targaryen, transcurre aparentemente aislada de la trama principal, pero el lector atento puede preveer que convergerá con el resto de la historia en los libros sucesivos, igual que la tercer trama que compite por la atención del lector, la del bastardo Jon Snow y sus peripecias en torno a la Night's Watch (la Guardia Nocturna), una orden antigua que protege al mundo de un peligro más allá de las fronteras, que a mediados del segundo libro de la saga (A Clash of Kings) no es aún más que una amenaza incierta pero que promete.
Dejé para el final la trama principal, aquella en la que hace hincapié actualmente la serie de HBO, recién estrenada y llamada simplemente Game of Thrones, sin el "A ..." y que a pesar de ello presumiblemente cubrirá también los eventos de los libros siguientes, la saga de Eddard "Ned" Stark, Lord de Winterfell, señor de los páramos fríos del norte de Westeros, y la historia de sus cinco hijos (Robb, Bran, Rickon, Arya y Sansa) y su bastardo Jon. El destino de los hijos de Stark es el hilo que ata toda la historia, pero ninguno es más que una hoja en el viento, y tanto el lector como ellos lo saben.
Nadie está a salvo en esta historia, y éso es lo más adictivo. El autor logra lo que pocos pueden, cortar sus lazos emocionales con sus propias criaturas y dejar que sea la trama la que, con sus meandros, vaya dictando los sucesos, aún contra los deseos inconscientes y primitivos del propio autor. Es que en un juego de tronos, ganás o morís.