
Chesil Beach me gustó mucho en relación a su corta historia y relativa poca ambición. Pero va tan al quid de la cuestión que es imposible que no te toque. La súbita realización, cerca del final, de que la historia iba a terminar así, con una epifanía sobre el momento definitorio de dos vidas, fue doloroso porque incita a pensar en cuán factible y cercano es que le suceda a uno lo mismo. Que por orgullo te rindas y dejes que caiga un dique que contiene no sólo a la relación entre dos personas, si no también a sus 'yo' potenciales, hasta que un sólo momento se convierte en una visión del futuro.