Los Libros Mutantes
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Escribir el puto libro. O, los deseos de los otros.

4/16/2012

9 Comments

 
La gente me solía preguntar:

‘¿Vos qué hacés?’ o ‘¿A qué te dedicás?’

Mi respuesta durante mucho tiempo sonó a disculpa:

‘Trabajo en una empresa, pero en realidad soy escritor’

Y a veces ‘la gente’, ese horrible, horrible colectivo indiscriminado, encuentra en algún lado de su mente la cortesía o el interés mínimo para preguntarte ‘¿qué escribís?’ y ahí yo les decía algo que también sonaba a excusa, como ‘estoy escribiendo una novela, muy compleja, sobre el sentido de la vida y blablabla,’ donde blablaba es el punto en el que la gente deja de escuchar. O quizás antes y no me di cuenta.

Ahora ya no siento que sea una disculpa. Invertí las cosas y ahora les explico lo que hago. Principalmente ese cambio tiene que ver con dejar las excusas. Para dejar de disculparse por la vida que uno no tiene pero que íntimamente desea, hay que tomar las acciones que nos lleven a su consecución.

Seguramente si uno agarra un tamiz y empieza a filtrar los deseos de los otros, encuentra que detrás de los verbos y la enunciación exaltada no hay nada. La mayoría de la gente no desea, o desea poco. Hablo del deseo en el sentido movilizador que orienta la vida, siguiendo a Deleuze, una voluntad de poder a la manera de Nietzsche, que es la voluntad de vivir y perseverar en el ser. O, si te resulta más fácil, es la fuerza de voluntad o la energía verde de Linterna Verde. Creo que ahí cubrí varios grupos demográficos como para que se entienda lo que quiero decir.

El verdadero deseo es lo que nos permite orientarnos. Un depresivo tiene una carencia de deseo. Desear es lo que nos hace salir a la calle, comer, revolcarnos. El objeto del deseo a veces es lo que tenemos delante, pero otras veces está muy lejos, y aunque no lo veamos, trabajamos y nos movemos hacia ello.

Empecé hablando de las excusas porque es lo más fácil de hacer. Uno obstaculiza su deseo llenándolo de contenidos vacuos, de obstáculos, de inseguridades, de todo eso que no aceptamos que forma parte de nuestro ser íntimo, entonces nos corremos un poquito de lugar y decimos: No, eso no es para mí. Eso es para los otros. Es lo que hay.

No hay más mierda que la mierda mediocre que nos lleva a pensar que ‘Es lo que hay’. Esa es la expresión de cabecera de mucha gente en Argentina (mi país) que se acostumbró, en base a algunas vivencias propias pero mayormente a un sojuzgamiento cultural enorme, a que la realidad es la única posible. A que no existe ‘el mejor de los mundos posibles’, o que si está, alguien se lo afanó o posiblemente lo pervirtió convirtiéndolo en una disneylandia para esquizofrénicos.

Es muy lindo tener obstáculos químicamente puros. Decir ‘me falta plata para esto’ o‘tengo que sacarme una buena nota’, es algo proactivo. Pero pensar que algo que uno desea en realidad no lo desea tanto, o que es complicado hacerlo, o que no podemos porque eso sólo le pasa a los demás, eso es mierda derrotista, y contra esa mierda es difícil ganar. Hay que vencer la propia pelotudez antes de poder ganar.

Después está la mierda que te dan los otros. Que te dicen ‘¿Quién te creés que sos?’. Generalmente, la gente que pregunta eso no tiene ni la más puta idea de quiénes son ellos mismos. El que sabe quién es y adónde apunta no tiene dudas de que los demás también tienen sueños, y que a lo mejor no son tan inútiles como parecen, porque después de todo, uno tampoco es una maravilla.

Pero sea la mierda que fuere, hay que perseverar en lo que uno quiere. No hay nada a qué temer, porque si uno hace lo que realmente desea, no hay forma de fracasar. Me podés replicar: ‘si deseo tirarme en paracaídas, y me falla y me hago torta, bueno, fracasé’. En realidad no, estás equivocado. Una cosa está completamente disociada de la otra. Sé feliz, adoptá el cliché. El minuto y medio que volaste antes de hacerte torta contra el suelo a 300 km/h fuiste más feliz que en toda tu vida.

Por eso ahora cuando la gente me pregunta qué hago, le digo ‘escribo’, sin dar más explicaciones. Que las explicaciones las busquen ellos, y que también encuentren el verbo propio que encapsula su deseo.

Todo lo demás, como ya dije, es mierda.

9 Comments
Natalia link
4/17/2012 11:50:51 pm

Desde luego el derrotismo es la forma más fácil de no intentar luchar por lo que queremos; así nos ahorramos un montón de sufrimientos y caídas de las que nos tendríamos que levantar doloridos y seguimos plácidamente en nuestra rutina, que nos arrastra a un sitio seguro; al que a lo mejor no queremos ir, pero al que llegamos tranquilos, sin esfuerzos, imbuidos y acunados por la corriente.

Al respecto escribí un poema que lleva por título "La indecisión es la madre de la nada" y que puedes encontrar en mi blog, si te apetece echarle un vistazo :)

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Pedro Lacure Montiel link
4/18/2012 09:50:34 pm

Todo proyecto, todo objetivo que queremos lograr en la vida empieza por un sueño, soñamos en aquello nos gustaría vivir. La realización de ese sueño es la meta, si el esfuerzo que hacemos cotidianamente para alcanzar la meta nos da felicidad vamos por buen camino

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Germán Maretto link
4/23/2012 02:25:46 pm

Muy buena nota, Alejandro. Me has hecho sentir identificado en un 100%. Así como vos, también logré dar un giro de tuerca de mi historia. Quise dedicarme a escribir y tomé decisiones muy radicales para lograrlo. Mis amigos, esos mismos que vos también describís opinaban que estaba perdidamente loco (y yo también, al día de hoy), pero lo mismo tengo la vida (casi) que quiero. Ya me falta menos. Después que la consiga querré vivir en un country, tener cochera doble y dos hijos rubios jugando con sus perros de raza mientras yo laburo en un banco,

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Alejandro Gamen
4/23/2012 09:49:41 pm

Gracias por los comentarios! Voy a estar chequeando sus sitios.

Espero que no cambies de opinión, Germán! Todos nos sentimos tentados por lo que parece "el camino fácil", pero seguramente para trabajar en un banco y seguir el sueño americano hay que sacrificar muchas más cosas que para el humilde oficio de escritor...

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Germán Maretto link
4/24/2012 05:39:45 am

Es muy bueno lo que decís, al menos en mi caso. Yo vendí mi restaurante para dedicarme a escribir.
Más de una vez me planteo si no me equivoqué, pero cuando hago las cuentas, me doy con que soy más feliz ahora. Por eso comprendo tanto lo que decís...

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Natalia link
4/24/2012 07:45:43 am

¡Qué decisión más valiente, Germán! Enhorabuena por encontrar tu camino y tener el valor de transitar por él :)

Fernando Falcoff link
6/1/2012 01:28:45 am

Vivir el sueño de cada uno. Y animarse a convertir a ese sueño en un sueño lúcido, si se quiere. Para pesadillas está el fracaso. Felicitaciones por tener las agallas de animarte a vivir tu propio sueño lúcido.

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Diego Vidal link
7/28/2012 08:36:51 pm

clap clap clap

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cardiff dating link
8/26/2012 10:22:35 am

Interesting read.

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